Hipólito en Barracas

En una tarde de otoño conocí a Hipólito, aunque ya no pueda recordar dónde ni cómo fue. Volví a cruzarlo algunas veces más, y esta es una crónica de uno de aquellos encuentros. ¿Dónde andarás, Hipólito, cantor de mil batallas y una misma guerra?

Pueden leerló aquí.

Gracias @martinglozman por la invitación a @lacopadelarbol_literatura

En vivo en Trenque Lauquen


Con ustedes un nuevo álbum en vivo y pirata: el primer paso del próximo film sobre el Caballero cantor: una película sonora en la que decidimos presentar a dos artistas que nunca intentaron conocerse: el chansonnier Georges Brassens y el caballero cantor Ignacio Corsini. ¡Que lo disfruten!

El Ramalazo

Con ustedes EL RAMALAZO, producida por Ezequiel Spinelli. Compuesta algunos años atrás y reescrita en los últimos meses, forma parte del grupo de canciones encontradas en cajones desordenados y viejas libretas que desde hace un tiempo estamos registrando en camino hacia #UnTalDacal. La pintura de portada es El durmiente, de Ariel Cusnir. Edita Fábrica de Música.

Soledad, lejanía y distancia son los núcleos de El ramalazo. Una mini suite que recorre la zamba, el pop y la psicodelia en breves minutos.
Por momentos los coros nos remiten a Opus Cuatro, a aquellos ensambles folclóricos de los 60 y 70 que creíamos ya perdidos en el tiempo.
Es notable un balanceo, un vaivén en, al menos, dos partes. La celebración íntima del paisaje, las imágenes que transitan el adentro y el afuera; y por otro lado el deseo de ponerse en el lugar del otro: como el amor, que es vivir en estado de renuncia, que es vivir en el otro, se trata de morir y renacer a cada instante; en atravesar todos los estadios posibles porque, en definitiva, lo que importa es atravesar el ramalazo y encontrarse.
Como Juan L Ortiz, que supo leer el paisaje y la poesía, lo poético como lugar de encuentro (“cruzada o crucificada/por los llamados sin fin,/y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor…”) Pablo Dacal llama y nos enuncia en esta composición como sujetos donde la soledad es inviable, porque el tiempo es cíclico, como ramalazos azarosos que pueden cambiar nuestras vidas para siempre.

Roberto Papateodosio

Por qué escuchamos a Ignacio Corsini

Publiqué un libro sobre Ignacio Corsini. Para mi, el mayor cantor del siglo XX en la Argentina. Salió editado por la maravillosa Gourmet musical, ya lo inauguramos en Buenos Aires y el 2 de diciembre vamos a la ciudad de La Plata, para presentarlo con Sergio Pujol, Esteban Rodriguez y Martín Graziano, en La Bicicletería. Es el primer paso de otros tantos alrededor del Caballero cantor: una película, un álbum y un concierto.

La película está terminada, fue dirigida por Mariano Llinás y realizada junto a Agustín Mendilaharzu. Cuenta la historia del álbum, de sus canciones y de nosotros con ellas. A comienzos de 2022, muy pronto sabremos donde, la proyectaremos para ustedes. Pero el álbum será lanzado a las redes el viernes 17 de diciembre y el concierto lo daremos el jueves 9. En Macedonia, Sarmiento 3632, del barrio de Almagro. Con la guitarras de Julio Sleiman, Muhammad Habbibi Guerra y Gustavo Semmartín.

Los esperamos en todas partes: en las redes habituales encontrarán las coordenadas.

Aquí la contratapa, por Leandro Donozo, y una entrevista en el link mas abajo

“Quienes se acuerden de mí lo harán con la imagen de un muchacho rubio, siempre vestido de oscuro, casi triste, excesivamente sensible, que muchas veces debió contener el llanto en mitad de una canción”.

Adelantado a los tiempos sociales, abjuró del tango ramplón, el de la pebeta que soporta todo “por amor”. A diferencia de su amigo Carlos Gardel, que aceptaba esos lugares comunes del género, Ignacio Corsini siempre mantuvo viva su sensibilidad. Una impronta melancólica importada de su Sicilia natal y exacerbada por la naturaleza crepuscular de la geografía pampeana, donde pasó sus primeros años y donde aprendió mucho de lo que sabía. Que no era poco. 

Rubio y de ojos celestes, como La pulpera de Santa Lucía (el vals que lo elevó a una cima que no buscaba), y criado musicalmente en la payada, la canción criolla y el canto de los pájaros –ese folklore no oficial–, creó un estilo propio, de canciones sencillas y hondas. Una estética, sí, pero también una ética. 

Con la muerte de Victoria, su grandísimo amor, y aún vigente, Corsini se alejó del centro de la escena. Dejó una obra que merece ser escuchada y un mito módico, el de El Caballero Cantor, dibujado exactamente a su medida.

 Por qué escuchamos es una colección que busca ahondar en los motivos por los que algunos artistas –de diversos géneros, orígenes y épocas– se vuelven esenciales, indiscutibles, verdaderamente únicos, más allá de los caprichos y vaivenes del mercado musical.

EL MUNDO DEL ESPECTACULO 20.21

Con Ezequiel Spinelli estamos produciendo una serie de viejas canciones inéditas y algunas nuevas aventuras hacia #UnTalDacal. Entretanto reversionamos una vieja página grabada en La era del Sonido, junto a la Orquesta de salón, aquí generada por máquinas y sampleos del tiempo presente. La cuarentena nos lleva a darnos todos los gustos pendientes y compartirlos con ustedes, queridxs amigxs. El diseño de portada es de Alfonso Barbieri.
¡Moviendo el cucu!

¡Vivos!

Estamos vivos y el próximo sábado tocamos un puñado de canciones con nueva formación en el barrio del Abasto, Buenos Aires, Argentina. Les esperamos amigxs queridxs!

NATALIA

Nuevo lanzamiento para #UnTalDacal: NATALIA, un samba rioplatense de amor en espera por el fin de la pandemia. Producido por Ezequiel Spinelli, con el clarinete de Daniel Melingo y la flauta traversa de Xian Fen. Para la nochebuena editaremos la última canción del año y que vengan los buenos nuevos tiempos.

Salut!

NADA DE TÍ

NADA DE TI es la segunda canción perdida en los viejos cajones de mi casa y encontrada en la cuarentena 2020 que lanzo a través de las redes de distribución digital reunidas en #UnTalDacal: una serie de temas demasiado personales para ser propios, muy viejos para ser nuevos y tan independientes que no entran en un álbum. Próximamente: NATALIA.
Dale play!

Rock 2020

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Mi esqueleto, el disco que editamos el año pasado con el trío salvaje, ha sido nominado a los premios Gardel de Argentina como mejor álbum de un artista de rock 2020. Veremos que le depara el destino en las próximas semanas. Mientras tanto, parece una buena oportunidad para recordar el manifiesto que escribí hace 14 años sobre el género que una y otra vez nos convoca.

ASESINATO DEL ROCK

El rock ya no nos representa sino en parte, como el tango o la música romántica. Algo de nosotros puede ser dicho en sus términos, pero son géneros que representaron la experiencia de generaciones pasadas, no la nuestra.

El rock, al integrarse en todas las escalas del sistema de vida imperante, muere como canal de ideas nuevas y ocupa el lugar de la crítica dentro de la estructura del poder. Es otra oferta del discurso oficial, y atacarlo desde el Estado es parte del juego dialéctico. Creer que aún guarda algún poder de transformación es ingenuo y conservador.

El rock es antropofágico, y al ocupar socialmente el rol de música juvenil no permite ser desplazado. Quien tenga ideas nuevas deberá ser ingerido o pasar a la clandestinidad.

El rock, como todo género envejecido, añora su vitalidad original y vive enamorado de su pasado. Se expresa en el gesto de su juventud triunfante a través de la mirada pop. Creer que lo hace a través de la sexualidad o la violencia es falso: todos los géneros expresaron su propia sexualidad y violencia.

A través del pop hablan los arquetipos de la sociedad espectacular, utilizando ciertos géneros del siglo pasado, como el rock o el cine.

El mercado del rock oculta a la novedad proponiéndose como lo siempre nuevo. Decir que ya todo está realizado es parte de su truco: lo que ha sido hecho es solo lo que ha sucedido, lo nuevo esta por hacerse y no tiene nombre

Te sedan con sexo, drogas, rock y tecnología.

Géneros como el rock pueden ser interpelados, disfrutados e incluso desarrollados mediante la tradición, pero el placer o el desarrollo de una tradición no tienen que ver con la construcción de ideas nuevas.

No se trata de fusionar o poner en tensión géneros y estéticas del pasado, si no de utilizarlos como herramientas para que aflore nuestra sensibilidad. Las rítmicas, los colores, el sonido, la armonía y la estructura compositiva que conocemos son instrumentos que una nueva idea puede requerir, o no.

Las vanguardias realizan una lectura pretendidamente novedosa sobre los géneros e ideas instituidas en un momento determinado. Los movimientos genéricos, en cambio, surgen tras una verdadera ruptura con lo establecido y dejan el dibujo de una nueva moral, pudiendo o no generar moda.

Para encontrar lo nuevo hay que atreverse a no formar parte de la sociedad artística imperante. Si no hay sitios donde mostrar ni medios que nos comuniquen, deberemos inventarlos. Hacer sin dudarlo, como un acto de fe.

En la reacción que la obra genera está el norte de nuestro movimiento: solo hay que saber oírla.

Una nueva sensibilidad no encuentra la manera de expresarse física y espiritualmente con facilidad.

La canción y la historieta son las formas narrativas de nuestro tiempo, cargan con la herencia secreta de la poesía y la tragedia, y continuarán existiendo cuando todo estalle.

El mundo tal cuál lo conocemos vivirá probablemente mucho menos de un siglo. Nuestra música, al igual que nuestra vida, debe dejar de relacionarse con temporalidades ficticias como el futuro o el pasado para enfrentar lo actual en toda su crudeza.

Cantamos nuestro idioma y vivimos nuestro sitio.

No nos alcanza el tiempo.

 

Rosario – Buenos Aires, Argentina
Diciembre de 2006